Ocho meses después de asumir el control del gobierno y el Congreso en Washington, los republicanos renunciaron ayer a votar la derogación de la ley sobre cobertura de salud de Barack Obama, por falta de consenso sobre el texto que debería reemplazar la ley demócrata, conocida como “Obamacare”.

El presidente Donald Trump había retomado su compromiso de la campaña electoral, repetido en cada cita electoral desde 2010. Incitó a la mayoría de su partido durante la primavera, el verano y ahora en el otoño, a superar sus diferencias y a aprobar una reforma, la que sea, para poder anunciar a su electorado: promesa cumplida.

Los republicanos moderados se negaron a apoyar una derogación que habría podido dejar a millones de estadounidenses sin seguro de salud, borrando así los avances de los últimos años. Y los más conservadores rechazaron las diversas versiones del plan republicano porque no derogaban enteramente el “Obamacare”.

Después de varias semanas de negociaciones tras bambalinas para resucitar el proyecto, la mayoría arrojó oficialmente la toalla este martes, a pocos días de la fecha tope del 30 de septiembre, el fin del año fiscal.

“Decidimos que, puesto que no tenemos los votos, pospondremos esa votación”, dijo a periodistas el senador Bill Cassidy. A su lado, Lindsey Graham insistió en que la idea de acabar con ‘Obamacare’ seguía en pie. “Vamos a llegar ahí”, aseguró.

Por su parte, el líder de la mayoría republicana del Senado de EE.UU., Mitch McConnell, descartó ayer convocar un voto sobre la última propuesta de su partido para derogar y sustituir la actual ley de salud ante la falta de apoyo en su propia bancada, informaron medios estadounidenses.

McConnell tuvo que abandonar el enésimo intento de su partido por acabar con la ley sanitaria.